En los últimos cinco años, el Festival de Cannes nos ha dado Palmas de Oro tan icónicas, arriesgadas y estimulantes como ‘Parásitos‘, ‘Titane‘ o ‘El triángulo de la tristeza‘ (una de mis películas favoritas del año pasado). La última ha sido ‘Anatomía de una caída‘, dirigida por Justine Triet.

Un film que a priori puede denotar un corte mucho más clásico y tradicional que los films previamente citados, pero en el que subyace un profundo y complejo estudio de una complicada relación matrimonial que acaba de morir.

Partiendo de una sencilla premisa con un simple detonante, ‘Anatomía de una caída’ es una minuciosa y vibrante disección de una compleja relación matrimonial escondida bajo la apariencia de un sencillo telefilm.

Combina elementos del thriller con el drama de personajes añadiendo toques de crítica al sistema judicial francés leves dosis de humor negro (sobre todo en las secuencias ambientadas en el juicio).

Sandra Hüller es la dueña absoluta de la película y protagoniza sin lugar a duda una de las mejores interpretaciones del año. El suyo es un personaje lleno de capas y grises, que navega entre emociones opuestas. A veces víctima, a veces mujer harta y calculadora que sabe exactamente lo que ha hecho y por qué lo ha hecho.

Mención especial merece el joven actor Milo Machado Graner, que encarna el alma de la película.

Si ella es culpable o no del caso es lo de menos, independientemente de lo que la película decida contar o lo que el espectador decida creer. Al final lo que importa en la película es ese minucioso análisis a través de flashbacks, silencios, miradas y testimonios, de un pareja rota cuyo trágico final estaba anunciado mucho antes incluso del suceso del que parte la película.

Una Palma de Oro merecida y una de las películas más interesantes del año.