Hay veces en las que llega una película que de pronto te llena inesperadamente el corazón justo en el momento en el que más lo necesitabas. ‘Wonka’ es totalmente esa película.
El film dirigido por Paul King, supone una reconfortante evasión cargada de optimismo y fantasía, que gracias a ese pacto de suspensión de la incredulidad que deja claro desde su primera escena, te hace pasar dos horas de puro disfrute y entretenimiento
La película supone una nueva revisitación del clásico literario de Roald Dahl, adaptado previamente en dos célebres ocasiones: por Mel Stuart en 1974 y por Tim Burton en 2005.
En esta ocasión, funciona a modo de precuela/spin-off centrado en contar la historia del personaje de Willy Wonka y su búsqueda para conseguir el éxito y que el mundo entero quede maravillado con sus fantásticos chocolates.
El tono del film es profundamente positivista y luminoso, algo que podría haber resultado cargante en otras manos. En esta ocasión, Paul King consigue sin embargo la difícil tarea de no caer en lo excesivamente pasteloso.
Por tanto, podríamos afirmar que no hay empacho por exceso de dulce, sino más bien evasión y disfrute ante un cálido y divertido espectáculo de fantasía que te llena inevitablemente de felicidad.

Timothée Chalamet demuestra un carisma arrebatador durante toda la película y el estatus innegable de estrella que tiene. El actor sorprende en un cambio de registro en el que demuestra su dotes de canto y baile, estando además más divertido que nunca. Su Willy Wonka, más cercano al de Gene Wilder que al de Johnny Depp, transmite todo el rato gran energía y optimismo y la sensación de que el actor realmente se lo está pasando como nadie.
Él es sin duda el alma de la película, que se sostiene sobre todo gracias a su carisma y a su presencia en pantalla. Aunque no está mal acompañado, ya que la película contiene un amplio plantel de excelentes secundarios en el que destacan Olivia Colman como divertida villana y Hugh Grant, como sarcástico Oompa Loompa. Ambos se convierten en los dos grandes robaescenas.
Alabable es también su increíble diseño de producción, que se hace eco de la colorida visión de Wonka y que muestra como llena de fantasía y emoción las frías y sobrias calles de la ciudad en la que se ambienta la película.
Los números musicales están muy bien coreografiados e integrados en la trama y no ocupan demasiado metraje, dejando a la trama respirar por sí misma, funcionando así como apoyo a esta.
Una trama simple y sencilla, propia del cine familiar. Aunque en esta subyacen, no obstante, importantes críticas hacia la corrupción de la iglesia o al propio sistema capitalista, un sistema podrido y afectado de continuos chantajes y corrupciones.

En definitiva, ‘Wonka’ es un reconfortante y entretenido musical lleno de color fantasía que te divierte y te llena el corazón sin necesidad de caer en efectismos baratos, con un enérgico Timothée Chalamet que demuestra un carisma arrebatador en cada plano en el que aparece. Una película cargada de optimismo e ilusión que hacen que se constituya como el pasatiempo perfecto para estas navidades.
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