La zona de interés’ consigue algo que se pensaba prácticamente imposible a estas alturas: el acercamiento al tema del Holocausto nazi desde un punto de vista original y diferente. 

La película dirigida por Jonathan Glazer (responsable de la magistral ‘Under the skin’), apuesta por mostrar el horror nazi en un fuera de campo constante. Una muy acertada decisión que acentúa aún más la sensación de sobrecogimiento perpetuo y crea una atmósfera muy inquietante presente en todo el metraje.

Glazer compone así un sobrio retrato sobre la banalización del horror. Este horror queda relegado a un segundo plano, pero rodea cada momento de la vida de la familia protagonista, que viven junto a un campo de concentración. 

El film no hace sino establecer una evidente metáfora respecto al acto de mirar hacia otro lado y no actuar ante una situación terrible que se presenta al lado nuestra.

Un ejemplo magistral de un aspecto del comportamiento humano presente en cualquier época, conflicto o situación como la que recrea la película.

Para esto, Glazer apuesta por la abundancia de planos generales largos, con encuadres calculados al milímetro, mostrando así al espectador lo justo y necesario.

Planos en los que el horror se cuela en bonitas estampas familiares que se transforman por contraste en algo realmente perturbador. 

Por esto, podría decirse que ‘La zona de interés’ es como una película de terror de mansiones encantadas en la que el terror, a diferencia de estas, se encuentra fuera de la casa e incide en lo que pasa dentro de forma indirecta.

La sobria y meditada puesta en escena se apoya en la apabullante banda sonora de Mica Levi para recrear una experiencia absolutamente inmersiva para el espectador.

Esto es algo que la película ya plantea desde ese fundido inicial a negro, de varios minutos de duración. Una decisión un tanto arriesgada, pero que sin duda te mete en la película. Aunque Glazer abusa quizás de este tipo de recursos, así como de un abundante manejo del negativo.

También es cierto que hacia el tercer acto, cuando la historia sale de la casa, la película disminuye en cuanto a ritmo, pero lo compensa con su brillante salto al presente en su epílogo.

Una gran decisión de recalcar el tema de la película aludiendo a cómo los tiempos realmente no han cambiado nada. La banalización de una situación tan terrible, continua en nuestros días, presentada ahora como mera exhibición turística.

En definitiva, ‘La zona de interés’ es un film realmente prodigioso que supone un concienzudo estudio sobre la banalización del horror, con una puesta en escena calculada y que aporta un enfoque tan original como inquietante.

Sin duda un film que no va a dejar a nadie indiferente.