James Gunn nos presenta en esta nueva película de Superman a la versión más humanizada de este superhéroe, un héroe no exento de defectos, que no siempre gana y que, por mucho que sea un alien, siente y padece como un humano.

El film se sustenta de inicio en su acertadísimo reparto en el que todos están absolutamente increíbles. David Corenswet ES Superman y derrocha empatía y carisma, su química con Rachel Brosnahan (perfecta) es de lo mejor de la película. Nicholas Hoult convence también con nota con su implacable Lex Luthor. Gunn realiza sin duda una brillante construcción de personajes en la que todos suman a la trama.

Pero lo más potente del film es su inesperado pero increíblemente necesario subtexto que contiene la película en torno al conflicto bélico entre Israel y Palestina, una lectura que se puede extraer del film de forma bastante evidente, denotando así por parte de Gunn una valiente y arriesgada lectura y crítica en clave sociopolítica que eleva la película a otro nivel.

Una jugada maestra absoluta por parte del cineasta, que consigue colar en un blockbuster puramente comercial un mensaje antibelicista y de apelar a la bondad mundial de la sociedad.

Pero no solo eso, la película contiene toda una serie de críticas hacia aspectos como las fake news, el papel de los medios de comunicación en la sociedad actual o lo insensibilizados que estamos ante los sucesos y crímenes de guerra, entre otros aspectos que subyacen en su trama superheroica.

Así que, en definitiva, Superman resulta ser no solo un blockbuster ejemplar, con un sello autoral más que evidente, sino que también esconde una potente crítica de muchos de los comportamientos y conflictos bélicos presentes en la sociedad contemporánea.

Y es que este Superman es, en definitiva, el Superman que todos necesitamos ahora mismo en el mundo en el que vivimos.