Como toda película de Wes Anderson, lo más destacable de ‘Asteroid City‘ es (evidentemente) su propuesta estética y visual y un diseño de producción espectacular y calculado al milímetro. Esta es la obsesión marca de la casa de un cineasta que se empeña película tras película en dejar claro cuál es su estilo como autor.

Al principio cuesta entrar en ella, pero cuando lo consigues es bastante difícil que la película te saque. Aunque si decidiste quedarte en ella hasta el final es, más allá de su impecable apartado visual, por sus actores. Es habitual en el cine de Anderson contar con un amplio catálogo de estrellas a su servicio y en esta ocasión vuelve a ser así.

Todos ellos están increíbles, tanto las nuevas incorporaciones a su plantel habitual como Scarlett Johannson, Maya Hawke o Tom Hanks, como viejos conocidos de su cine, destacando especialmente Adrien Brody y Edward Norton o la siempre solvente Tilda Swinton. Incluso una de las mayores estrellas actuales como es Margot Robbie aprovecha su brevísima aparición, conformando una de las escenas más destacadas del film.

 

 

La película mezcla un tono teatral y de ciencia ficción (muy de serie B de los años 50) con toques meta, siendo esta última parte la que quizás mejor funcione. Aunque su problema es que Anderson se queda sólo en la superficie, limitándose solo a plasmar ideas muy interesantes sin terminar de desarrollar ninguna de ellas del todo, ni de exprimir todo el potencial que podrían haber tenido. 

Esto provoca que el resultado final sea bastante descafeinado. Por momentos cuesta ver a dónde quiere llegar la película y cuál es exactamente el mensaje final que quiere dar (homenaje al teatro y a los contadores de historias o algo que opera en un plano más metafórico y existencialista). Y es una pena, porque si bien la película no deja de ser bastante disfrutable y entretenida cuando consigues entrar en ella, no termina de exprimir del todo sus ideas, primando, como es habitual en el cine de Wes Anderson, la parte estética sobre la narrativa.