Había mucha expectación por la adaptación cinematográfica de la novela superventas ‘Red, White and Royal Blue’, publicada por Casey McQuiston en 2019. Una historia de amor LGTBI que retoma el clásico “enemies to lovers”, siempre tan efectivo. En esta ocasión con un toque de amor prohibido entre dos mundos opuestos, contando el enamoramiento entre el hijo de la presidenta de los EE. UU y un príncipe británico.

Ahora que ha llegado esta esperada película, de la mano de Prime Video, podemos asegurar que el hype era por algo y que la película, de entrada, supone un lugar feliz durante sus dos horas de duración.

Aunque es cierto que hubiera funcionado mejor como miniserie, ya que la trama se desarrolla de forma bastante acelerada y abusa demasiado de las elipsis, la película logra un resultado más que notable. Esto se consigue especialmente gracias a sus carismáticos actores protagonistas (Nicholas Galitzine y Taylor Zakhar Perez) y a la palpable química entre ellos. El casting es excelente y es prácticamente imposible no enamorarse de ellos y no emocionarte con su historia de amor.

Porque sí, puede resultar previsible y tampoco cuenta algo que no hayamos visto antes (el clásico enemies to lovers, un romance prohibido). Pero gracias a sus personajes, y a esa mezcla perfecta de comedia y romance, la película te acaba atrapando y te permite evadirte de todo durante dos horas.

Los dos jóvenes actores están arropados de auténticos secundarios de lujo. Ver a Uma Thurman como presidenta de EE.UU es algo que me ha dado años de vida. La actriz tiene una presencia que traspasa la pantalla en cada una de las escenas en las que sale. La escena que comparte con su hijo en el sofá, es de las más emotivas de la película. Ambos actores demuestran además una gran química.

Y mención aparte para el personaje de Sarah Shahi, robaescenas absoluta y protagonista de algunas de las escenas más divertidas de toda la película. También aparece casi a modo de cameo, Stephen Fry, como el rey de Inglaterra.

Además, por increíble que parezca, tampoco es que haya tantas romcoms gays como esta. Ojalá en algún momento haya tantas comedias románticas LGTBIQ como las hay protagonizadas por personajes heterosexuales. Hasta que llegue ese día seguiremos reivindicando la existencia de películas como esta.