Que Scorsese es uno de los directores más importantes de la Historia del cine es algo que a estas alturas no hace falta ni recalcar. ‘Los asesinos de la luna’ es su nueva y extensa película, uno de los largometrajes más esperados del año.
La película adapta el libro ‘Los asesinos de la luna: Petróleo, dinero, homicidio y la creación del FBI’ de David Grann, que se basa en una historia real. El guion corre a cargo del propio Scorsese junto con Eric Roth, guionista de películas como ‘Forrest Gump’.
La maestría de Scorsese en la dirección, así como su asombroso dominio del lenguaje audiovisual, son dos aspectos innegables e inherentes a su figura y dos cosas que vuelve a demostrar de nuevo en esta película. Un film de larguísima duración (casi tres horas y media) en el que cuesta entrar en un inicio, pero que cuando lo haces no te suelta.
Scorsese adopta un tono ligeramente diferente a lo que nos tiene acostumbrado en su cine, apostando por una inesperada sobriedad y una visión que rechaza el paternalismo y todo artificio. El veterano director toma la acertada decisión de dejar qué los hechos, apoyados por los diálogos y las impactantes imágenes que contiene, hablen por sí mismos, sin necesidad de subrayar emociones en exceso.
Así, la película adquiere un fuerte componente crítico y reflexivo hacia la continua crueldad y maltrato por parte de la raza blanca hacia el pueblo indio del condado de Osage. Una población que gozó gracias al descubrimiento del petróleo de una inesperada riqueza, algo difícil de aceptar para el hombre blanco estadounidense de aquel entonces. Un retrato más dentro de la filmografía de Scorsese de la ambición de poder y de dinero y de conseguir esto cueste lo que cueste.
El director se atreve a tratar incluso, de pasada, el tema del conflicto racial (esa mención puntual al Ku Klux Klan), siempre en cuanto a su incidencia en el tema central que refleja la cinta. Que es el conflicto de una población que está siendo sistemáticamente asesinada por parte de un grupo de mafiosos. Una situación de injusticia ante la que nadie está haciendo nada.
Scorsese adopta así la postura de observador externo, sin incidir en el mensaje o en la visión del conflicto, dejando que la película respire y se tome su tiempo en asentar y construir las bases de su conflicto principal.
De esta manera, el acelerado ritmo de otros films del director como ‘Infiltrados’ o ‘El lobo de Wall Street’, queda superado por un ritmo más pausado, presentando poco a poco esos asesinatos que dan pie a toda la historia. Contados en un inicio como forma puramente anecdótica, pues al fin y al cabo así es como lo sentían aquellos que los cometieron.
Este tono tan sobrio y pausado viene apoyado por el brillante uso de la música, casi minimalista en su mayor parte, que sirve más como augurio que como subrayado de las imágenes que se nos muestran en pantalla. Y que contrasta con esos cánticos y música nativa que incluye el film en momentos puntuales.
El film contiene imágenes realmente impresionantes y evocadoras y planos secuencia asombrosos marca de la casa de un director que no necesita, desde luego, demostrarle nada a nadie después de tantos años de carrera.
Tanto Leonardo DiCaprio como Robert De Niro, dos de los actores fetiche de Scorsese, cumplen notablemente con sus respectivos papeles, aunque ambos quedan ensombrecidos por esa inesperada revelación que es Lily Gladstone, quien a pesar de tener a su lado a dos pesos pesados como los ya citados consigue elevarse por encima.
La suya es una interpretación contenida pero cargada de expresividad, incluso cuando no articula una sola palabra y está totalmente alejada de la de su compañero de reparto. Un DiCaprio que interpreta en esta ocasión a un personaje bastante simple, pero que va ganando capas según avanza la película, adquiriendo una doble moral que el actor exprime hasta su máxima expresión, con un par de escenas, sin embargo, realmente reseñables.
Lily Gladstone se descubre así como una revelación absoluta y se convierte en uno de los aspectos más destacables de la película. Entre su extenso reparto, se puede mencionar la breve pero siempre solvente interpretación de Jesse Plemons como detective al frente del caso o la también breve pero muy aprovechada aparición de Brendan Fraser.
Otro de estos aspectos más reseñables del film es que respira un profundo respeto hacia la cultura de los nativos del condado de Orange, cuya historia se refleja en la película. Algo que Scorsese y todo el equipo han cuidado hasta el más mínimo detalle.
En su defecto, es innegable que la extensísima duración de la película puede llegar a jugar en su contra y cansar a más de un espectador, ya que sin duda su abultado metraje se nota. Aunque reafirmo que cuando consigues entrar en ella, acabas agradeciendo el viaje.
‘Los asesinos de la luna’ es, en conclusión, otra magnífica película de una leyenda del cine como es Scorsese, que aunque no se encuentre quizás entre sus obras maestras más incontestables, no deja de ser una película sobresaliente de marcado tono crítico. Con un profundo respeto hacia la cultura india, cuya historia queda reflejada y merecidamente reivindicada.
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