Tras sorprender al mundo con la excelente ‘Una joven prometedora‘ (uno de los mejores debuts cinematográficos del siglo), Emerald Fennell sube aún más las apuestas con ‘Saltburn‘, su esperadísima segunda película. Y uno de los films que sin duda más dará que hablar durante estos meses.

Fennell, a la que vimos este año interpretar a la embarazada Midge en ‘Barbie‘, consigue mantener su estilo y su particular visión intactos en esta arriesgada película. ‘Saltburn’ es una película que gira en torno a la obsesión y a la ambición. Presenta un tono bastante oscuro y perturbador, con puntuales dosis de un humor negro muy bien integrado (esa secuencia de la cena y su brillante uso del fuera de campo, de las mejores del año).

Esta suciedad narrativa contrasta con su impecable y estilizado apartado visual, un diseño de producción que combina cuento victoriano con estética dosmilera y unas escenas realmente audaces e impactantes. La fotografía de la película y su calculadísima puesta en escena son de los aspectos más sobresalientes de la película.

Fennell consigue con todo esto dejar claros su estilo y su particular visión como directora y guionista. Para ello bebe de films tan dispares  como ‘El talento de Mr. Ripley‘, claro referente o ‘Teorema‘ de Pasolini, recordando incluso a films como ‘Call me by your name‘ o al Almodóvar de ‘La ley del deseo‘. Aunque la película presenta un tono mucho más pesadillesco que estos ejemplos citados.

Barry Keoghan demuestra ser un auténtico monstruo interpretativo, lanzándose de cabeza a la piscina (y bebiéndose el agua). El actor se desnuda tanto física como emocionalmente en un papel protagonista profundamente complejo del que sale incontestablemente airoso. Debería aspirar a todos los premios posibles ya que es sin duda las mejores interpretaciones del año.

Jacob Elordi evidencia un acierto total de cásting y cumple con creces con su papel de magnético objeto de deseo. Pero la auténtica robaescenas de la película es una inspiradísima Rosamund Pike, convertida en sorprendente alivio cómico y que nos regala frases y escenas para enmarcar.

‘Saltburn’ es, en conclusión, una película arriesgada, oscura, retorcida, sucia, lúdica y muy erótico-festiva, destinada a polarizar a los espectadores con una visión muy particular por parte de Emerald Fennell. La directora y guionista da rienda suelta a una libertad creativa ya presente en su anterior film, llevada aquí a su máxima expresión con una impecable puesta en escena, como marco para contar un cuento envenenado sobre la obsesión y la ambición de poder y dinero.