Si bien me considero una de esas personas a las que la primera película le pareció brutal, reconozco que esta Joker: Folie à Deux no hay por dónde cogerla.

Tras su visionado, no logro atisbar en la película una razón narrativa (la comercial ya la sabemos todos) que logre justificar el hecho de hacer una secuela de más de dos horas. La conclusión a la que llega fácilmente se podría haber contado en la primera entrega, en un epílogo de no más de cinco minutos.

Prácticamente toda la película es un ambicioso intento por parte de Todd Phillips de contar una historia que en el fondo está vacía desde su guion y que fracasa también en cuanto a tono.

Respecto a esto, el film juega a ser una mezcla entre un intenso drama carcelario, un thriller judicial y un musical clásico. La comentada parte musical, si bien se entiende como extensión de la deteriorada psique de los personajes, parece en muchas ocasiones sacada de una película completamente diferente. Y muchos de sus números musicales son además bastante pobres y escasos en comparación con lo que se vendía.

La pobre Lady Gaga hace lo que puede a pesar de que la película desaprovecha bastante a su personaje. Durante la mayor parte del film Gaga logra una interpretación bastante notable, aunque en las escenas musicales da la impresión de estar viendo más a la propia cantante que al personaje.

Y bueno, por no hablar de la preocupante cantidad de escenas desveladas en trailers y material promocional que no están en la película.

Joaquin Phoenix, por su parte, cumple de nuevo con creces con su papel de Arthur/Joker, aunque perdido el factor sorpresa de la primera entrega en cuanto a su interpretación. Otra vez la película reincide en la misma fórmula de la primera: volvemos a estar de nuevo ante una película de Arthur Fleck y no una del Joker. Algo que llega a resultar realmente monótono y repetitivo.

Por suerte o por desgracia hay que ver la película para formarse una opinión propia sobre ella sin dejarse llevar por el linchamiento critico (en gran parte merecido) que está recibiendo. Puede que haya quienes logren entrar en su caótica mezcla de tonos y géneros sin juzgar su escaso sentido narrativo.

Tal es su descalabro narrativo, que el film puede quizás responder a una arriesgada intención deliberada de desconcertar al espectador y de provocarle rechazo. Esto explicaría muchas de las decisiones argumentales que toma la película y que tiran por tierra los aspectos más celebrados del primer film.

En este caso, si esa es la verdadera intención, Phillips y compañía salen airosos al conseguir sin duda su objetivo. Es cierto que si vas sin esperar nada la película te da exactamente eso: nada.

Reconozco que por lo menos no se hace demasiado aburrida, a pesar de su duración y la verdad que empieza con buen pie (esa primera secuencia he de reconocer que captó mi atención). Aunque rápidamente se despeña, volviéndose ya casi insalvable en su tercer acto.

En resumen, para no hacer ya más sangre de ella, Joker: Folie à Deux me parece, muy a mí pesar, uno de los mayores despropósitos narrativos (sea o no deliberado) que he contemplado en una pantalla de cine en los últimos años. 

Una película que, por desgracia, conviene olvidar .