Después de convencer a todo el mundo, especialmente a los académicos de Hollywood con su anterior película, la adaptación bélica ‘Sin novedad en el frente’, Edward Berger va un paso más allá con una nueva adaptación en clave de thriller político.
‘Cónclave’ es salseo papal del bueno. Un thriller muy entretenido y disfrutable, a ratos bastante afilado y juguetón, que se centra en los días en los que tiene lugar la elección del nuevo papa. Un periodo de tiempo acotado y un espacio limitado que le viene muy bien al film para desarrollar todo tipo de tensiones y manipulaciones entre sus personajes.
Un thriller político basado principalmente en conversaciones entre personajes, al más puro estilo ‘Juego de tronos’.
Y es que la película se sustenta en sus brillantes diálogos, que son lo que mantiene ese ritmo constante y esa brillante tensión, haciéndote levitar en el asiento y en ocasiones hasta querer aplaudir con sus poderosas frases. Frases que esconden poderosas reflexiones en torno a la Iglesia, su funcionamiento, evolución y su papel en el complejo mundo actual.
El film pone así de manifiesto a través de sus personajes las distintas corrientes de pensamiento que recorren la Iglesia, encabezadas por el cardenal Lawrence, un soberbio Ralph Fiennes, quien recoge la labor de liderar este cónclave. Un personaje que parece situarse en el lado más vehemente y correcto de la Iglesia, pero que esconde una compleja ambigüedad moral, que lo hace sumamente interesante.
Junto a él destaca el personaje de Stanley Tucci, fantástico como siempre, representante de la vertiente más progresista de la Iglesia, que funciona muy bien como cierta mano derecha del personaje de Fiennes. Por último, entre tanto secundario, destaca su contraparte, el cardenal Tedesco, interpretado por Sergio Castellito, férreo defensor de la vuelta de la Iglesia a unos valores tan tradicionales como arcaicos.
Y no hay que olvidar a la auténtica robaescenas de la película, esa monja interpretada por Isabella Rossellini, que se gana la película con sus escasas pero poderosísimas escenas. Su breve aparición, aunque se la echa de menos, no deja de ser síntoma de la escasa o nula presencia femenina en este tipo de espacios.
La película es un constante y envolvente juego de intereses, rencillas y secretos entre sus personajes, con una interesante crítica de fondo, a ratos demasiado sutil, hacia la Iglesia, con unos sorprendentes giros de guion que te atrapan cada vez más en esta suculenta historia.
Aunque hay ciertos elementos de su guion, sobre todo a nivel estructura, que se pueden antojar como demasiado clásicos, al igual que lo es la película en cuanto a puesta en escena (con una impecable fotografía, eso sí).
‘Cónclave’ resulta, sin embargo, una más que interesante reflexión y exposición de lo que significa la Iglesia, por medio de una sucesión de personajes eclesiásticos tremendamente imperfectos e incluso corruptos.
Pero al final eso es lo que refleja esta historia, tal y como dice uno de sus personajes en uno de los brillantes diálogos que contiene el film: “Nosotros servimos a un ideal, pero no somos ideales”.
Y es precisamente esa asunción de humanidad y de ambigüedad moral dotadas a sus personajes, lo que hace que ‘Cónclave’ sea un grandioso film. Además de su impecable puesta en escena, sus brillantes diálogos y su inspirado reparto. Bueno, y evidentemente su claro componente de entretenimiento y puro salseo papal.
Jamás pensé que un cónclave eclesiástico acerca de la elección del nuevo papa fuera a engancharme tanto como un reality show.
24 enero, 2025 a las 4:52 pm
Bravo, Óscar, aunque un pelín larga la crítica; se nota que te ha gustado la película papal